La deforestación es un proceso provocado generalmente por la acción humana, en el que se destruye la superficie forestal. Está directamente causada por la acción del hombre sobre la naturaleza, principalmente debido a las talas o quemas realizadas por la industria maderera, así como por la obtención de suelo para la agricultura, minería y ganadería.
Entre los factores que llevan a la deforestación en gran escala se cuentan: el descuido e ignorancia del valor intrínseco, la falta de valor atribuido, el manejo poco responsable de la forestación y leyes medioambientales deficientes.
Algunos bosques y selvas, por la extensión que cubren y por su alta biodiversidad son muy importantes, tal es el caso de la amazonia que se encuentra principalmente en el Brasil. De acuerdo con datos de National Geographic, Brasil tiene el 30% de la selva tropical que queda en el planeta, la cuenca amazónica produce alrededor del 20% del oxígeno de la tierra.
Las consecuencias directas de la deforestación son muchas y variadas, afectando todo tipo de especie y hábitat produciendo un alarmante desequilibrio ecológico.
Una de estas consecuencias es la desaparición de sumideros de dióxido de carbono, reduciendo así la capacidad del medio de poder absorber dicho CO2 para convertirlo en oxígeno y así llevar a cabo el efecto invernadero.
Además, al realizar tanto quema como tala indiscriminada se produce obligatoria mente un cambio en los suelos que luego alterará directamente el clima del lugar al quedar con menor cantidad de retención de humedad, provocando de esta manera sequías.
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